La esperanza ha nacido muerta
El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta.
Federico García Lorca
Los cielos aparecen cubiertos de hondas, supurantes cicatrices.
Los ríos se arrastran moribundos, acribillados a balazos.
Los mares, cuarteados, se pliegan en sus goznes de sarcófago.
Los organismos, meteoritos, se extinguen en la efímera noche de
verano.
Oh, por favor, no digáis nada a los niños. La esperanza ha
nacido muerta.
Los idiotas se alzan con todas las medallas en los Juegos Olímpicos.
Los féretros se cubren de banderas y deambulan por las calles,
entran en las tiendas, se sientan en los bares.
Decenas de millones de asteroides orbitan las rotondas, en aburridos
movimientos de rotación y traslación,
alrededor de sí mismos, alrededor de expresiones como: «así
está montado», «qué
se le va a hacer» o «es
ley de vida»…
Oh, por favor, no digáis nada a los niños. La esperanza ha
nacido muerta.
Y me cruzo con Kafka, con Huxley y con Orwell, por la calle: se han
afeitado la cabeza; han perdido la apuesta.
Un rebaño de televisores pace en el prado. Sus pantallas parecen
estáticas, desde lejos.
Los hospitales, al fin, se han convertido en bancos. La sangre
coagula en dinero; el dinero se lava en sangre.
Los asesinos acunan dulcemente al corazón delator y todo el mundo
calla para no despertarlo.
Se desentierra a los muertos; se les maquilla; se apuntalan y
fotografían: espeluznantes retratos genealógicos; pálidas escenas
costumbristas.
Oh, por favor, no digáis nada a los niños. La esperanza ha
nacido muerta.
Shylock, el usurero de Venecia, vuelve a exigir su libra de carne. El
Tribunal Europeo le da la razón.
Los poetas imitan a Chiquito de la Calzada. Las folclóricas reanudan
la Academia y el Peripato. Anochece, como poco.
Hay un partido de fútbol que nunca concluye. Los espectadores envían
truncados wasaps a casa… ¡¡Uuuuuuuuy…!!
En el sumidero de la ducha, el alma yace enredada, junto a los pelos
del pubis.
Las presidentas del Congreso y del Parlament se aman. Sería
romántico, si no fuese porque, para seguir la tradición, adoptan un
bebé robado.
No me quedan ya más hojas. Se me ha secado la saliva. ¿Continuaréis
la labor? ¡Escupíos los unos a los otros!
Oh, por favor, no digáis
nada a los niños. La esperanza ha nacido muerta.
La esperanza ha nacido muerta, by José Icaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
![]() |
(Igor Morski) |
Llamando a la Tierra
A
veces me pregunto si no habré muerto hace tiempo y sólo por inercia
recorro los itinerarios calcinados.
O
si habitaré acaso una quimera, como el Segon Origen, de
Pedrolo, poblada de infinitos hologramas.
Sé
que tengo un domicilio, pero no recibo cartas. Saludo en el rellano a
los vecinos, pero ninguno me responde.
Alguien
ocupó mi puesto en el trabajo. Acudí al sindicato, pero todos
miraban al suelo.
Me
siento en el parque y contemplo las nubes reflejadas en un charco.
Alguien me mira. Alzo la cabeza y no hay nadie.
A
veces se celebran elecciones, o la navidad, y las calles amanecen
cubiertas de rostros, eslóganes o guirnaldas.
Monto
en la moto y conduzco al azar. Contemplo las caras en la caravana,
infinitos eslabones de una interminable cadena.
Me
siento en un bar y pido un café. En las mesas, hay una
incomprensible algarabía: las palabras son tan sólo la textura del
ruido.
En
la frutería, alguien observa una injusticia, como de costumbre,
desde el ángulo equivocado. Si intervengo, se genera una espontánea
coreografía, y alguien filma el flashmob.
Pongo
la radio o la televisión y, mientras cambio de canal, me zambullo en
el exasperante mundo de Lewis Carroll.
En
el silencio de la noche, escucho el llanto de un niño, una pareja
haciendo el amor; y mi amante, que hace tiempo se marchó, o tal vez
me echó de casa, se voltea y me despoja de la manta.
Y
en medio de la noche cósmica, me alzo e ingrávido floto, como un
astronauta en un paseo por el espacio.
Aaaaa aa aaaa aa aaaa aa
aaaa
… llamando a la Tierra,
esperando contestación…
Una vez escribí
poesía; giran ahora, entre sargazos de basura espacial, las
palabras…
LLlamando a la Tierra, by José Icaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Comentarios
Publicar un comentario