Sólo una pequeña muestra...
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Ilustración Ella Baron |
La Caverna
En los centros de trabajo,
infatigables, moran los obreros,
a través de oscuras, sinuosas
galerías,
donde la luz del día jamás
penetra, y sólo ven
las temblorosas sombras de su
propio miedo,
reflejado en sucesivas
pantallas de plasma,
mientras escuchan, eso sí,
edulcoradas
psicofonías en Radio Club 25,
la música de tu vida.
Asimilados a herramientas,
tras años de alienación,
el cartabón le pregunta a la
escuadra por las oposiciones de su hija.
Oh, de momento va bien, aunque
claro, hay mucha competencia;
por si acaso, ella continúa
con el inglés.
Aún tendrá suerte y verá
mundo.
Sí, puede que sí, jaja.
Aunque ya no es lo que era.
No, no es lo que era. Por
cierto,
¿me lo parece a mí o es que
dan más sombra tus pechos?
¡Ja, ja, ja! –ríe la
maquila, en Sant Feliu de Llobregat.
Cartabón, qué pícaro eres
–dice la regla.
Déjalo, es verdad. Insistió
mi Manolo, y no me supe negar. La verdad, ha sido todo un revulsivo:
incluso lo hemos vuelto a hacer en el coche…
Y aún tenéis el monovolumen,
de cuando los niños, ¿no es así? –dice la arpía–. Pues ahí,
¡bien podíais montar una orgía!
¡Ja, ja, ja! –ríen las
ultrasur de la maquila.
Al menos soy feliz, no como
algunas…
Pero si eres una amargada –se
planta en jarras, a lo Belén Esteban–: anda, la próxima, a ver si
te quitas las arrugas…
¡Haaaaala! –corean las
ultrasur.
¡Frustrada, envidiosa!
–responde la escuadra, consciente de que hace feliz a la regla,
perdiendo los estribos.
Silencio, ¿qué pasa aquí?
–grita el compás, mientras regresan a sus tareas.
Os veo muy despreocupados,
mientras se avecinan malos tiempos para la empresa. ¿Sabéis que los
chinos vuelven a abaratar los costes?
A ver, necesito gente para
esta noche.
Cuente conmigo. Y conmigo. Y
conmigo. Apúnteme también a mí.
Tú no, lo siento. Los jóvenes
tendréis que acompañarme al despacho. Como os decía, atravesamos
tiempos difíciles…
En los centros de trabajo,
infatigables, moran los obreros,
a través de oscuras, sinuosas
galerías,
donde la luz del día jamás
penetra, y sólo ven
las temblorosas sombras de su
propio miedo,
reflejado en sucesivas
pantallas de plasma,
con Full HD y Smart TV.
La Caverna by José Icaria is licensed under a Creative
Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional
License.
No violencia by José Icaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
¡PARA QUÉ ESCRIBO?
Yo no escribo para hacer que
paséis un buen rato.
Podéis decir a coro: “Él
no escribe para hacer que pasemos un buen rato”.
Pero no es imprescindible.
Hay otras formas de colaborar:
inscribiéndose en una ONG, por ejemplo, o participando en alguna
forma de voluntariado.
Yo no escribo para lograr
vuestro aplauso, pero confieso que a veces reconforta, como una taza
de café en mitad de la tormenta.
Podéis aplaudir ahora o
mejor, al terminar, pero sólo si lo creéis necesario.
Yo
no escribo para ganar un concurso, o lanzarme al estrellato, aunque
confieso que no me vendrían mal unos euros, o un razonable lapso de
fama.
Pero, de todos modos, los
gastaría o, para qué nos vamos a engañar, os caería mal, al cabo
de un rato.
Yo no escribo para gustaros;
confieso que incluso me gustaría disgustaros un poquito.
De todos modos, yo no me lo
tomaría como algo personal, pensad que, cuando lo escribí, no tenía
a nadie delante.
Aunque, si se mira bien, esto
no exculparía a un premeditado franco-tirador…
Yo no escribo para leer
después en público, aunque, si ha de ser así, prefiero que la sala
esté medio llena a que esté medio vacía.
De
todos modos, pensad que cada uno –aunque
no os tenía delante– sois importantes para mí, y, en el peor de
los casos, siempre podemos colgar, después, la actuación en el You
Tube.
Yo
no escribo para hacer que penséis; me gustaría creer que habéis
venido ya pensados.
De
todos modos, no pretendo competir con Tele Circo, o Gran Hermano.
...No
lo decía en serio, sé que sois la generación mejor informada,
aunque desconozcáis lo que oculta vuestra compra en el supermercado.
Yo
no escribo para ser publicado en antologías, aunque confieso, me
gustaría que leyérais,
por
completo y muy despacio,
en
vuestro dormitorio, en el metro, en el trabajo,
por
la noche y por el día.
Y
que luego me enviarais un comentario de texto, medianamente bien
redactado, a la siguiente dirección, apuntad, de correo electrónico:
jose
punto icaria (como la avenida que lleva mi nombre, en el Poble Nou),
arroba, gmail punto com.
Escribo
para ser leído (la definición es casi iterativa) y, sin embargo,
podría no ser así. Yo sólo sé
que
no sé para qué escribo.
Podéis
aplaudir (si lo creéis necesario).
Para qué escribo by José Icaria is licensed under a Creative
Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional
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